La rabia o enojo en un niño es muy común. La palabra normal, muchas veces nos remite a un juicio de valor, o a una estigmatización de los que no entran en la categoría de “normal”, por eso preferimos utilizar la palabra común o frecuente. Los niños muchas veces manifiestan sus deseos a través de “berrinches” o “rabietas” como forma de “salirse con la suya”. Vemos a muchos padres frustrados en un restaurante o en un supermercado porque el niño se tira al piso, llora desconsoladamente, o grita en forma descontrolada. Es importante que los padres desarrollen buenas habilidades para contener a los niños y comunicarse con ellos antes de llegar a reacciones extremas. Muchas veces los padres intentan poner límites en lugares públicos y en ese momento los niños pueden estar tan estimulados por las cosas que ven que no va a funcionar, aunque tratemos de hablar o escucharlos atentamente. Es importante poner limites en casa para que el niño sepa que los berrinches no van a funcionar por mas fuerte que griten. Aprender a aceptar un no de los padres es importante porque ayuda a que los niños desarrollen tolerancia a la frustración y no se angustien tanto cuando las cosas no salen como ellos deseaban. Mediatizar la gratificación a través del pensamiento y la espera es muy saludable y ayuda a los niños a desarrollar la capacidad de espera y autorregulación emocional.